sábado, 2 de enero de 2010

BIBLIOTECA CENTRAL

PLANTAS
PLANTAS
VISTA AEREA

Después de innumerables intentos, que los reforme por timorato o descontento, te presento el proyecto para una biblioteca en la ciudad de El Alto, en Bolivia, que esta a 4.000 metros sobre el nivel del mar y a 2.462 metros por debajo de la cumbre del nevado Illimani. 

Fue una idea que paso por múltiples contratiempos y como toda idea en arquitectura que “avanza” o “retrocede” en el tiempo esta llena de compromisos, temores, dudas y también apuestas culturales ineludibles. Quienes asistieron a mis últimas conferencias sobre arte o arquitectura saben que estoy revisando, con atrevimiento “davidiano”, los fundamentos estéticos “goliatianos” que guiaron a la modernidad como fenómeno internacional. Con los coletazos del amanerado postmodernismo y el aburrido minimalismo que son llevados hasta el hastío, con las piruetas que las estrellas realizan en el mundo árabe o en el oriente, con el despilfarro que el norte ejecuta en sus obras estrella de arquitectura, con todo ese hastío en mente decidí ir a contracorriente y realizar una idea que no sorprenda por lo inusual de su forma y que sea, más bien, una geometrización que acompañe al contexto social y que rinda tributo a lo telúrico atemporal, ni mas ni menos.

La idea gira en torno a la recuperación del arquitecto como promotor cultural que desde la propuesta arquitectónica rescate fundamentos e iconografías prehispánicas para nuestra contemporaneidad.  Esto se representa en la forma simétrica del edificio propuesto. Esta idea axial esta remarcada con una tectónica de masa gravitacional, presente por su volumetría pesada, con una densidad sin concesiones y alejada de la tipología arquitectónica liviana, etérea o de planta anamórfica de raíces internacionales.  El partido arquitectónico, que reitero debe ser eternamente simétrico y axial, es una geometría arcaizante que puede convertirse en un importante e imprescindible símbolo urbano.

Esta idea y otras que desarrollo actualmente, nacen de una pregunta obvia pero fundamental para nuestro estadio cultural: ¿Qué forma debe tener el arte y la arquitectura de nuestra contemporaneidad?